Cuenta la historia que, a pesar
de tener sólo dos años, no había manera de convencerme de usar
el vestido que mi mamá quería
si no era el que yo había elegido.
Crecí en un mundo femenino: colegio de monjas, amigas, tias, abuela y un hogar compartido con mi hermana y mi mamá, quien me enseñó que ninguna piedra en el camino, por más grande que parezca, puede impedir hacer honor a una misma. Todavía recuerdo cómo la miraba desde abajo y con mucha admiración mientras ella se maquillaba, y cómo deseaba tener la edad suficiente para que me prestara sus pulseras, que hoy son mi tesoro y cuyo cascabeleo me transporta hacia ahí cada vez que suenan.
yo tambien quiero empezar el viaje
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Obvio, NO ME LA PIERDO!
Y un día decidí transformar
esta pasión y disfrute
en estudio y
capacitación profesional.
Por eso hoy, luego de especializarme en consultoría de imagen, coaching de estilo y color, uno todos estos aprendizajes, intereses y saberes para acompañarte
en el viaje hacia la construcción de tu estilo personal.
Para ayudarte a generar un espacio de comunicación (con vos misma y con las demás personas) que tenga a tu imagen como gran protagonista de tu propia expresión. Y para recordarte que tu imagen no tiene que encajar en ninguna regla, molde o expectativa ajena.
En ese tiempo entré en un hechizo en el que dejé de mirarme, de escucharme, de priorizarme. Y claro, también dejé de reconocerme.
Era como si mi imagen fuera ajena.
No sólo porque había cambiado por fuera, sino principalmente
porque había dejado de mirarme por dentro.
Y fue el día en que decidí romper el hechizo cuando empezó
mi verdadero viaje. Cuando entendí que me había apagado
solo por un rato, para volver a brillar con más fuerza.
Pero, mientras
yo ayudaba
a construir marcas
que inspiraban a millones de mujeres, había una que
me había olvidado
de atender:
la mía propia.
yo tambien quiero empezar el viaje
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